El calderón tropical, un tesoro en aguas canarias

El calderón tropical, un tesoro en aguas canarias

Por Marina Tortosa (@marinatortosa27 / @aguitasubmarina)

El calderón tropical, calderón de aleta corta o ballena piloto, conocido científicamente como Globichepala macrorhynchus, es el cetáceo mas común de las islas Canarias. En las aguas que rodean el suroeste de Tenerife y oeste de La Gomera, es fácil avistar una silueta oscura descansando en el agua cerca de la costa. Los más de 400 individuos foto-identificados que habitan las aguas del sur de Tenerife constituyen una de las pocas poblaciones de calderones tropicales residentes en el mundo. Hoy en día seguimos aprendiendo cosas de ellos en cada una de nuestras salidas, y pese a ser una especie tan común en la isla, guardan numerosos secretos que aun desconocemos. ¿Quieres saber más sobre estos increíbles cetáceos?

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Calderones tropicales nadando cera de la costa de Los Cristianos. Fuente: @aguitasubmarina

 

Una auténtica joya canaria

El calderón tropical es sin duda la especie de cetáceo que observamos con mayor frecuencia en nuestros tours. Se encuentran por el sotavento de prácticamente todas las islas, estimándose una población de hasta 2000 individuos. Por encima de todas, destaca la población estable y residente en el suroeste de Tenerife, una de las más grandes del mundo, junto con aquellas residentes en California, Japón y Hawaii. En la isla de Tenerife se han foto-identificado más de 400 aletas de diferentes individuos, lo que supone, a nivel mundial, una existencia única y representativa.

Desde el fondo del océano hasta la cima del Teide, Tenerife es la tercera isla volcánica mas alta del mundo, con una elevación total de 6 kilómetros (más de 2 km bajo el agua y casi 4 km en tierra). Su topografía escarpada y gran profundidad cerca de la costa hacen a esta isla perfecta para los calderones tropicales, que pueden vivir y sumergirse hasta los 1200 metros para encontrar a sus presas favoritas. Estos grandes cetáceos prefieren aguas cálidas, por lo que a nivel mundial también podemos encontrarlos distribuidos en áreas tropicales y subtropicales. El calderón de aleta larga, Globicephala melas, se inclina mas por aguas templadas, subárticas y subantárticas.

 

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Mapa de distribución global del calderón tropical (Globicephala macrorhynchus). Fuente International Union for Conservation of Nature (IUCN)

 

Su cabeza redondeada, que asemeja al fondo de un caldero de cocina, destaca como principal rasgo característico, además de una gran aleta dorsal curvada. Presentan una coloración gris oscura casi negra con un patrón algo más claro en la espalda. En general, los machos son más grandes que las hembras, pudiendo llegar a medir hasta 7 metros y pesar 4 toneladas, aunque en Canarias, los machos no suelen pasar de 5,5 metros. Los distinguimos por su melón más desarrollado y la aleta dorsal, más larga y grande que la de las hembras.  Las crías tienen el melón menos abultado, una coloración más clara y la aleta dorsal más puntiaguda, parecida a la de un delfín común.

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Juvenil de calderón tropical con su melón característico. Fuente: Asociación Tonina

 

El cetáceo más veloz en las profundidades

Pese a que su nombre en inglés es “pilot whale, se trata de un cetáceo odontoceto perteneciente a la familia Delphinidae, es decir, es un delfín. Lo mismo ocurre con sus parientes cercanos, las orcas o “killer whales”. Entre todos los cetáceos, el calderón tropical cuenta con el récord de velocidad de nado en profundidad, ¡pueden alcanzar los 9 metros por segundo!

No lo parece cuando los encontramos nadando tranquilamente en la superficie, ¿verdad? Si has disfrutado de una salida a bordo de “El Calderón” con BIOSEAN Whale Watching & Marine Science sabrás que es habitual verlos descansando en la superficie del agua, flotando como boyas y reponiendo su reserva de oxígeno para usarla en futuros buceos profundos. En vez de dormir 8 horas como hacemos los humanos, prefieren recuperar su energía con pequeñas siestas a lo largo del día.

Por lo general, uno o varios individuos del grupo toman turnos para sumergirse en busca de comida, por ello en ocasiones podemos observar a las crías en la superficie, quedando a cargo de algunas hembras adultas o juveniles. Son los llamados “grupos guardería”. Estos animales más jóvenes suelen acercarse a los barcos que realizan avistamientos de manera cauta y respetuosa, invadidos por una tremenda curiosidad y adoptando un comportamiento muy sociable. En ocasiones, podemos verlos mostrando una o ambas aletas pectorales, levantando la cabeza fuera del agua para mirar a su alrededor (es el comportamiento comúnmente llamado spy hopping) o golpeando la superficie con sus aletas para llamar la atención.

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Cría de calderón tropical. Se observa una aleta claramente más puntiaguda, parecida a la de un delfín. Fuente: @aguitasubmarina

 

El gran poder de la ecolocalización

Tal y como hablamos previamente en el artículo “El delfín mular, protagonista en los whale watching de Tenerife”, los calderones también dependen de estos chasquidos para alimentarse, socializar y reproducirse. Son cazadores inteligentes y efectivos, evolutivamente adaptados a la caza en profundidad.

Para alimentarse, se sumergen entre los 600 y 1200 metros de profundidad, donde la luz del sol desaparece y reina la oscuridad. Es entonces cuando usan su melón para transportar las ondas sonoras (ecolocalizar) producidas por los labios fonéticos (monkey lips) ubicados en la base del espiráculo (orificio de respiración), y así encontrar a sus presas. Tras un momento inicial de orientación, inician la búsqueda a velocidades entre 25 a 30 km/h, y una vez detectan a su presa, viajan a velocidades equivalentes a las de un guepardo en la sabana hasta alcanzarlas. Según estudios realizados sobre el contenido estomacal de calderones varados, los calamares gigantes son su presa favorita, aunque complementan su dieta con peces y pulpos. Tras alimentarse, usan el resto de su energía en volver rápidamente a la superficie. Toda esta actividad subacuática, que suele durar unos 25 minutos aproximadamente, supone un gran gasto energético, ¡y más aun teniendo en cuenta que tienen que aguantar la respiración! Una vez en la superficie, exhaustos, buscan al resto de miembros de la manada, usando una vez más los chasquidos provenientes de su gran melón.

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Calderón tropical adulto con un tentáculo de calamar saliendo de su boca. Fuente: Woods Hole Oceanographic Institution

 

Un animal sociable y fiel a la manada

La cohesión entre los miembros de un mismo grupo es muy notable: permanecen juntos durante toda la vida. Esta fidelidad y capacidad de crear grandes vínculos afectivos es una de las características más especiales y únicas de los calderones. Particularmente entre madres y crías estos lazos son especialmente intensos: cuidan de ellos incluso más allá de la muerte, acompañando a sus crías, aunque pierdan la vida.

Los calderones tropicales suelen vivir en grupos mixtos de unos 20-30 individuos (10-20 en Tenerife), compuestos en su mayoría por hembras adultas y su descendencia, siendo la proporción en las manadas de cuatro hembras por cada macho. Las hembras más adultas, tras rebasar su edad reproductiva y pasar la menopausia, pasan a ser los individuos más importantes en estas sociedades matriarcales y matrilineales. Cuidan y guían de la manada, protegen a los mas pequeños y comparten todos los conocimientos necesarios para la supervivencia del grupo.

Si se observan ejemplares solitarios son, generalmente, machos adultos. Con el objetivo de asegurar una mayor diversidad genética y descendencia fértil, el apareamiento tiene lugar entre miembros de diferentes grupos, durante la época de verano. Las crías nacen prácticamente un año después y permanecen cerca de la madre hasta los 4 o 5 años, cuando son destetados. Las hembras maduran sexualmente entre los 7 y los 12 años, y los machos entre los 15 y los 18 años. Los machos pueden llegar a vivir 45 años, mientras que las hembras llegan a alcanzar los 60 años.   

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Ejemplar adulto de calderón tropical. Fuente: @aguitasubmarina

 

Su gran amenaza: los ferrys y las embarcaciones

El calderón tropical ha sido capturado a lo largo de la historia en el Pacifico Noroeste para su consumo en Japón, llegando a capturar hasta 2300 individuos entre 1985 y 1989, según datos de algunos estudios. Actualmente cuenta con cierto grado de protección en estos territorios, pero la caza furtiva sigue estando a la orden del día y la presión pesquera sigue amenazando a las poblaciones de calderón tropical que residen en estas aguas.

Sin embargo, en Canarias, la amenaza antrópica que mayor mortandad genera en esta especie es el tráfico marítimo y la colisión con embarcaciones. Desde 1991 a 2007, la red de varamientos de Canarias registro un total de 59 calderones tropicales heridos o muertos debido a esta causa. La masificación y actividad de algunas empresas ilegales de observación de cetáceos provoca que estos animales se vean acosados. Diariamente, muchas embarcaciones visitan a los grupos de calderones acorralando a los animales, cortando su trayectoria e impidiéndoles el paso, interfiriendo durante su descanso en superficie y generándoles estrés. A ello hay que sumarle el tráfico constante de fast ferrys entre las islas de Tenerife y la Gomera.

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Hope, un calderón con la aleta caudal cortada por una hélice de barco. Fuente: Francis Pérez

 

Si buscas una experiencia inolvidable con cetáceos, sin dejar de lado la sostenibilidad y el respeto hacia el mar y estos increíbles animales, en BIOSEAN Whale Watching & Marine Science te estamos esperando. A bordo de nuestro barco “Calderón” podrás conocer a esta y otras muchas especies que habitan en nuestras aguas.

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¡Nos vemos muy pronto en el gran azul!